Sexto día: Una acción pastoral resuelta
Una acción pastoral resuelta.
Las luchas de un obispo
Se reconoce rapidamente el valor de Agustín. Valero, obispo de Hipona, lo hace su coadjutor en 395.
Al morir, un año más tarde, Agustín se vuelve el obispo titular. La carga es pesada. Sus antiguos amigos del monasterio como Alipius, también se vuelven obispos y piden su ayuda.
En efecto, la Iglesia está perjudicada por el cisma donatista. Los donatistas se quieren « puros », rigoristas en las costumbres e interpretes autenticos de la Tradición. En 411, son definitivamente condenados por el Concilio de Cártago y son declarados fuera de la ley.
Agustín no déjà de llamar a la unidad de la Iglesia y a la reconciliación.
Abre su puerta a un clérigo separatista.
Su método, desgradaciamente no tiene el éxito esperado. Al mismo tiempo, un monje irlandés llamado Pelagio siembra dudas.
Sostiene que el hombre sigue siendo libre, capaz de escoger lo bien y cumplir con todos los preceptos de Dios.
Para Agustín, la libertad humana es impotente ella misma sola para alcanzar la perfección.
La Gracia es necesaria.
No se puede omitir los pecados. El hombre tiene que aceptar con humildad la fe en Jesús Christo Salvador.
Le cuesta a Agustín salir de esa controversía. Pelagio acaba por ser condenado.
Pero el debate reaparece con Julián de Eclana. Joven, vivo y despierto, mete al Obispo envejeciendo frente a algunas contradiciones de sus escritos. Va pierdiendo el moral.
El 24 de agosto de 411, Roma cae frente a las tropas de Alaric. Saquean la ciudad, el éxodo llega hasta Africa.
Los paganos echan la culpa al Dios de los cristianos de no haberlos protegidos.
Agustín les invita a distinguir firmemente entre la Ciudad de Dios, basada en el Cristo eterno y la de los hombres, que, como cualquier civilización, es mortal.
La vida eterna se debe construir desde ahora mismo.
Continuará...
Oración para las vocaciones:
« Agustín no se quedó solo con su experiencia de Dios. Gracias a la llamada de las comunidades cristianas supo convertirse en un apostol.
Señor nuestro Dios, te confiamos los que tienen la tentación de gardar para ellos mismos el tesoro de la fe.
Da a nuestras comunidades saber promocionar y exhortar las vocaciones cristianas, para que cada uno, se vuelve, a su nivel, un apostol de tu Buena Nueva.
Por Jesús, el Cristo, nuestro Señor ».
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6