Primer día : La Anunciación.

Oración para todos los días

Señor Dios, rey omnipotente; en tus manos están puestas todas las cosas. Si quieres salvar a tu pueblo nadie puede resistir a tu voluntad, Tú hiciste el cielo y la tierra y todo cuanto en ellos se contiene, Tú eres el dueño de todas las cosas. ¿Quién podrá resistir a tu majestad?

Señor, Dios de nuestros padres: ten misericordia de pueblo porque los enemigos del alma quieren perdernos y las dificultades que se nos presentan son muy grandes.

Tú has dicho: “Pedid y se os dará. El que pide recibe. Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo concederá. Pero pedid con fe.”

Escucha pues nuestras oraciones. Perdona nuestras culpas. Aleja de nosotros los castigos que merecemos y haz que nuestro llanto se convierta en alegría, para que viviendo alabemos tu santo nombre y continuemos alabándolo eternamente en el cielo.

¡Amén!

 

Oración a la Santísima Virgen

Acuérdate, ¡oh, piadosísima Virgen María!  que jamás se ha oído decir que alguno de cuantos han acudido a tu protección e implorado tu socorro, haya sido abandonado de Ti.     

Animados por esta confianza acudimos a ti, y aunque agobiados bajo el peso de nuestros pecados nos atrevemos a implorar tu favor, pues eres Abogada de los pecadores y Auxilio de los cristianos. No deseches, ¡oh, Madre de Dios! nuestras humildes súplicas, mas bien, alcánzanos el perdón de nuestros pecados, luz y acierto para hacer una buena confesión de todos ellos, virtud para conservar siempre la gracia de Dios y con tu auxilio conseguir nuestra eterna salvación.

Y, si conviene para el bien de nuestras almas, te pedimos los siguientes favores (cada uno pida las gracias que desea) y deseamos, que en todo se cumpla la voluntad de Dios. ¡Amén!

 

Gozos para todos los días

¡Oh, Divino Niño! mi Dios y Señor, tu serás el dueño de mi corazón.

Niño amable del mi vida, Consuelo de los cristianos.

La gracia que necesito pongo en tus divinas manos.

¡Oh, Divino Niño! mi Dios y Señor, tu serás el dueño de mi corazón.

Tú que sabes mis pesares, pues todos te los confió.

Da paz a los turbados, y alivio al corazón mío.

¡Oh, Divino Niño! mi Dios y Señor, tú serás el dueño de mi corazón.

Y aunque tu amor no merezco, no recurriré a ti en vano,

Pues eres Hijo de Dios, y consuelo del cristiano,

¡Oh, Divino Niño! Acuérdate, ¡oh, Niño Santo!

que jamás se oyó decir que alguno te haya implorado sin tu Auxilio recibir.

¡Oh, Divino Niño! Por eso con fe y confianza, humildes y arrepentidos.

Llenos de amor y confianza, tu protección te pedimos.

¡Oh, Divino Niño! mi Dios y Señor, tu serás el dueño de mi corazón. 

¡Amén!

 

Día Primero: La Anunciación

En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate! llena de gracia, el Señor está contigo.» Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: «No temas María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin». María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?» El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios.» María dijo entonces: «Yo soy la sierva del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho.» – Lucas 1: 26-38

Ejemplo

¿Cómo descubrió el Padre Juan de Rizzo la devoción al Niño Jesús?

En 1914 en Barranquilla, en el Barrio San Roque, lugar de gente muy pobre, estaban los Padres Salesianos construyendo un gran templo. El Padre Superior mando al Padre Juan del Rizzo a ir por la ciudad a pedir limosna para la construcción del templo, pera era tal la vergüenza que sentía el Padre del Rizzo al pedir limosna que volvió sin haber recogido ni un solo centavo porque no se atrevió a pedirle a nadie.

Al día siguiente, el superior lo volvió a mandar a pedir limosna, y entonces nuestro sacerdote lleno de angustia fue a arrodillarse ante la imagen de María Auxiliadora, y levantando los ojos vió al Niño Jesús que estaba en los brazos de la Virgen, sonriéndole y con los brazos abiertos como diciéndole: «Llévame contigo que quiero acompañarte en tu viaje.» Entonces el Padre Juan del Rizzo se puso a pensar: “hasta ahora solamente he pedido favores a la Mamá, María Santísima, que es muy poderosa y me ayuda muchísimo, pero sin embargo es una criatura, ¿Por qué no hago la prueba de pedirle al Hijo que es Dios?" Y le pidió al Niño Jesús con toda su alma, que le concediera el valor para salir a pedir ayuda económica para el templo.

Sintió entonces por todo su ser una oleada de valor, salió a la calle y al final del día recogió una buena cantidad de ayudas para la construcción. De ahí en adelante recibió tal valentía para pedir a favor de las obras de Dios, que siempre necesitaba tener entre manos alguna obra de caridad para tener una razón valedera para pedir ayuda a la gente.

Y desde aquel día el Padre Juan del Rizzo no tuvo sino un gran Amor en la tierra: El Niño Jesús. De Él hablaba. Por Él trabajaba, y por propagar su devoción agoto su vida y todas sus energías.

Tenemos la certeza que ahora esta en el cielo recibiendo el maravilloso premio que Jesucristo prometió a sus amigos cuando dijo: «Al que me proclame ante la gente de esta tierra, Yo le proclamare ante Dios y los Ángeles del cielo.»

Práctica:

Propagaré la devoción al Divino Niño Jesús repartiendo Novenas, estampas o impresiones con oraciones como la Consagración del Hogar; y narrando en cualquier oportunidad los favores que Él me ha concedido.

 

Oración al Divino Niño Jesús

Acuérdate ¡oh, dulcísimo Niño Jesús! que has dicho:

“Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado.”

Si quieres agradarme, confia en mi. Si quieres agradarme más, confia más. Si quieres agradarme inmensamente, confia inmensamente en mi. Según sea tu fe, así serán las cosas que te sucederán.

Nada es imposible para quien tiene fe. Nosotros queremos confiar inmensamente en ti. Por los méritos de tu infancia ayúdanos a llevar una vida santa. Perdóna nuestras culpas, líbranos de los castigos que merecemos por nuestros pecados, y de todos los peligros para alma y cuerpo; concédenos aquellas gracias que mas estamos necesitando, y después de una vida llena de paz, de alegría y de buenas obras, llévanos a la gloria del paraíso, donde con el Padre, y el Espíritu Santo, vives y reinas por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Jesús, José y María, bendigan nuestros hogares.

Jesús, José y María, librennos de todo mal.

Jesús, José y María, salven nuestras almas. ¡Amén! ¡Aleluya!

Jesús manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo.

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!

 

 

Oración de la comunidad

Un Minuto con el Divino Niño Jesús

¡Bendíceme Divino Niño Jesús! y ruega por mí sin cesar. Aleja de mí, hoy y siempre, el pecado. Si tropiezo, tiende tu mano hacia mí. Si cien veces caigo, cien veces levántame. Si yo te olvido, tú no te olvides de mí. Si me dejas, Divino Niño, ¿Qué será de mi? En los peligros del mundo, asísteme. Quiero vivir y morir bajo tu manto. Quiero que mi vida te haga sonreir. Mírame con compasión, ¡No me dejes, Jesús mio! Y, al final, sal a recibirme y llévame junto a ti. Tu bendición me acompañe hoy y siempre. ¡Amén! ¡Aleluya!

¡Gracias! 121 personas oraron

3 comentarios

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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Novena al Divino Niño Jesús

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