Día 6: N. Sra. del Perpetuo Socorro asiste en las necesidades y dificultades

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ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

¡Virgen Santísima, Socorro Perpetuo! de las almas que se acogen a tu amor maternal: dignate pedir por mí a Tu Santísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para que le sean agradables todos mis pensamientos, palabras y acciones de toda mi vida.

Acepta, ¡Oh tierna madre mía! este pequeño obsequio que te ofrezco en esta Novena, y concedeme las gracias que en ella te pido, si conviene para gloria de Tu Hijo, honra tuya y bien de mi alma. ¡Amén!

DÍA SEXTO - 24 de junio

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro asiste a sus devotos en todas las necesidades y dificultades de la vida.

Nuestra naturaleza humana nos hace temer a las contradicciones y trabajos de esta vida los cuales son, empero, favores señalados que Dios hace a las almas que le aman. La verdadera sabiduría consiste en descubrir los tesoros inestimables de méritos que se hallan encerrados en las humillaciones y en los trabajos. ¿Quién, pues, nos dará a conocer ese tesoro? ¡María Santísima, la Reina de los mártire, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro! Ella pasó toda su vida entre penas y dolores, y por eso mismo nos enseñará con su ejemplo, que en esta valle de lagrimas, la Cruz es la herencia de los elegidos, y serán mas llevaderos nuestas dificultades en este penoso destierro.

¡Oh, María, Madre y Señora Nuestra, del Perpetuo Socorro! ¿Cómo quejarme de mis trabajos cuando reflexiono en tus amargos dolores? Tú eres verdaderamente la Madre de Dios; tu vida fue vida de dolor y sufrimiento: quiero, pues, aceptar con dulce y esperanzadora resignación, todas las penas que Dios me envíe. Dame, Madre mía, la gracia de no quejarme nunca en mis dificultades.

Meditemos recitando:

- tres (3) « Avemarías » en honor de la Virgen

- dos (2) « Glorias » en honor de San Alfonso Maria de Ligorio

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro ¡ruega por mí!

Adorado San Alfonso, inspírame el recurrir a Maria ¡en todas mis necesidades!

Oración Final

¡Oh, Madre del Perpetuo Socorro! de la misma manera que un pobre andrajoso se presenta ante una gran reina, vengo ante Ti, Reina del cielo y de la tierra. Te ruego que desde tu trono eminente no desdeñes ver a este miserable pecador(a) con tus ojos misericordiosos.

Dios te ha enriquecido tanto que para ayudar a los pobres te ha constituido como la Reina de la Merced {Misericordia}, de manera que puedas aliviar a los que sufren. Mírame; ¡ten piedad de mí!

Soy consciente que tu corazón piadoso encuentra consuelo socorriendo a los que sufren. Confío que tu permitas que tu corazón se consuele consolando al mío.

Mira ¡oh, tierna Madre! la angustia de mi corazón, y las dificultades de mi familia. Existen tantos motivos para afligirme en mi propia casa, en mi comunidad, en mi país donde hay tanta persecución hacia mi prójimo. La enfermedad atormenta mi cuerpo y las dificultades internas devoran mi alma. En estas aflicciones ¿a quién debo acudir, ¡oh, Madre y Señora mía! si no es a ti, que eres mi Madre del  Perpetuo Socorro, entonces a quién?

Así que déjame decirte como San Bernardo:

«Recuerda, ¡Oh, piadosa Virgen María! que jamás se ha oído decir que quién haya recurrido a ti haya sido abandonado. Animada(o) por esta confianza, yo recurro a ti, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados, me inclino a tus pies. No rechaces mi oración, ¡Oh, Madre del divina Verbo! más bien escúchala favorablemente y dígnate concederme lo que te pido si es para la gloria de Dios.» ¡Amen!

¡Oh, Madre del Perpetuo Socorro! yo encuentro en tu santa imagen otra razón para confiar en tu bondad: Tu como Madre sufriste. Aquel a quien tu abrazas en tus brazos es Jesús, clavado en tu corazón desde antes de estar en tu vientre. Desde entonces ya esa visión profética era instrumento de pasión y tu sufrías junto a Él. Como tú, oh María yo entiendo el sufrimiento de tu Hijo y como Él me solidarizo con el tuyo. Mi compasión es tan clara como lo es mi pecado que clavó a Jesús en la cruz y que torturó tu amorosa alma.

Por tus dolores te ruego me ayudes a arrepentirme de todos mis pecados y dame el valor para evitarlos. En todas mis tristezas y dificultades, ven en mi ayuda, ¡oh, Madre de bondad!

Transmíteme ¡oh, Madre del Perpetuo Socorro! confianza ilimitada en tu infinita y poderosa bondad. ¡Amén!

Acción concreta: Oremos para que el dolor de auqellos que viven el horror causado por el extremismo y la intolerancia sea aliviado por la bondad de Dios.

Prière de la communauté

Oración a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

Madre del Perpetuo Socorro, Icono de Amor, que tu mirada compasiva, atenta a los sufrimientos de Jesús y de la humanidad, nos mueva a confiar en el amor del Padre. Enséñanos a conservar la Palabra, como tú, en nuestro corazón y a hacer lo que nos pide Tu Hijo, nuestro Redentor. Enséñanos a vivir guiados por la luz de la fe, que ilumina nuestro caminar. Ayúdanos a darte a conocer aún más, a ser misioneros de la bondad y la alegría que brota del Evangelio. Abre nuestros corazones al clamor de los que no tienen esperanza. ¡Amén! Misioneros Redentoristas

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Que vos paroles soient toujours bienveillantes, qu’elles ne manquent pas de sel, vous saurez ainsi répondre à chacun comme il faut. Col 4 : 6

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Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

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