Día 4: N. Sra. del Perpetuo Socorro ayuda a sus devotos a salir del pecado

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ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

¡Virgen Santísima, Socorro Perpetuo! de las almas que se acogen a tu amor maternal: dignate pedir por mí a Tu Santísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para que le sean agradables todos mis pensamientos, palabras y acciones de toda mi vida.

Acepta, ¡Oh tierna madre mía! este pequeño obsequio que te ofrezco en esta Novena, y concedeme las gracias que en ella te pido, si conviene para gloria de Tu Hijo, honra tuya y bien de mi alma. ¡Amén!

DÍA CUARTO - 22 de junio

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro ayuda a sus devotos a salir del pecado

¡Oh, Madre del Perpetuo Socorro! Sabiéndome tan despreciable e impuro(a), no debería osar venir a verte ni llamarte mi madre, pero yo no quiero que mis miserias me priven del consuelo y de la confianza que percibo con solo pronunciar tu dulce nombre. Reconozco que soy pecador(a) y miserable, lo admito; tristemente el daño está hecho.

Tengo la certeza que tú puedes ayudarme a remediarlo. Te ruego encarecidamente, madre mía, que vengas en mi auxilio y tengas piedad de mi. Sé que tú también amas a los pecadores más miserables, y que tú vas a ir en su búsqueda para salvarlos. Es cierto que por mis pecados yo merezco el infierno, sin embargo tú no has tenido que ir en mi búsqueda, yo me estoy acercando a ti espontáneamente con la firme esperanza que no me vas a rechazar.

¡Ayúdame madre mía! aquí estoy a tus pies y acá permaneceré hasta que Tu Hijo me diga como le dijo a María Magdalena: "Tus pecados están perdonados".

¡Oh, Madre del Perpetuo Socorro! en la fragilidad del Niño Jesús que tu abrazas en tu corazón tú no solo ves al Hijo de Dios, Tu Hijo, sino también a tus otros hijos: todos los hombres convertidos por la voluntad de Dios y por tu FIAT en Nazaret y en el Gólgota. Tú no ignorastes las palabras de Tu Hijo en el Calvario que pensando en su discípulo Juan y a todos nosotros en él mismo, te dijo:  «Mujer, aquí tienes a tu hijo» (Juan 19:26).

¡Oh, madre mía! con el vacío de mi infelicidad, yo vengo a decirte cuánto sufro y cómo la desesperación me ha tentado. Sin embargo, sé que soy tu hijo(a) y que tú escuchas todas mis súplicas.

¡Oh, madre mía! tú conoces las peticiones de mi corazón: escúchame e intercede por mi ante tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor!

¡Oh, Madre del Perpetuo Socorro! ayúdame a obtener el perdón de mis pecados y la gracia de arrepentirme por ellos hasta que mi alma descanse en paz.

Meditemos recitando:

- tres (3) « Avemarías » en honor de la Virgen

- dos (2) « Glorias » en honor de San Alfonso Maria de Ligorio

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro ¡ruega por mí!

Adorado San Alfonso, inspírame el recurrir a Maria ¡en todas mis necesidades!

Oración Final

¡Oh, Madre mía! permítenos creer en el poder de Tu Hijo cuya fuerza se establece en el Amor y quién dio su vida por los hombres. Permítenos ser testigos de la eficacia de su sangre purificadora y vivificadora.

¡Oh, Madre mía! mi confianza es tan grande que desde ya te expreso mi agradecimiento. ¡Gracias! – Gracias, por los favores recibidos en el pasado; ¡Gracias! por todas las bendiciones que espero obtener de tu gran amor.

¡Oh, mi confiable Madre! así como Jesús te entrego a nosotros, ahora entréganos tú por siempre  a Jesús ya que Él es la gracia de las gracias!

Transmíteme ¡oh, Madre del Perpetuo Socorro! confianza ilimitada en tu infinita y poderosa bondad. ¡Amén!

Acción concreta: Oremos por los emigrantes que abandonan sus lugares de origen, llenos de esperanza y con la gran ilusión de encontrar un mejor futuro para ellos, sus hijos, sus familias, sus comunidades.

Prière de la communauté

Oración a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

Madre del Perpetuo Socorro, Icono de Amor, que tu mirada compasiva, atenta a los sufrimientos de Jesús y de la humanidad, nos mueva a confiar en el amor del Padre. Enséñanos a conservar la Palabra, como tú, en nuestro corazón y a hacer lo que nos pide Tu Hijo, nuestro Redentor. Enséñanos a vivir guiados por la luz de la fe, que ilumina nuestro caminar. Ayúdanos a darte a conocer aún más, a ser misioneros de la bondad y la alegría que brota del Evangelio. Abre nuestros corazones al clamor de los que no tienen esperanza. ¡Amén! Misioneros Redentoristas

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Que vos paroles soient toujours bienveillantes, qu’elles ne manquent pas de sel, vous saurez ainsi répondre à chacun comme il faut. Col 4 : 6

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Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

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