La humildad es probablemente la virtud más emblemática de San José: la Tradición nos muestra a San José en una actitud de amor discreta y sumisa a la voluntad divina, a veces en contra de las costumbres de su tiempo. Siempre podemos explicar sus actos gracias a la humildad. Y seguramente es la virtud que más necesitamos aprender e imitar de él.

San José siempre se pusó a la sombra de Jesús y de la Santísima Virgen; no pidió nada a cambio de la misión sobrenatural que le fue dada (ser el padre terrenal del Salvador), no solicitó plazas de honor, ni antes ni después del nacimiento de Jesús.

Que San José inspire a los padres a cumplir con su misión como cabezas de familia sin buscar los honores de este mundo y conservando fe y esperanza en el Señor, sean cuales sean las dificultades que se presenten.

Lectio Divina [Lectura Orante]

Lucas 2: 41-51

«Sus padres iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acababa la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que los oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al ver, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: «Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados». Jesús les respondió: «¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?». Ellos no entendieron lo que les decía. El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón.»

Oración

Dios Padre Nuestro, pusiste a Tu Hijo bajo la protección de San José,

Que su ejemplo y su intercesión puedan ayudarme a acoger con fe a Jesús,

el Salvador, en mi vida, y proteger mi fe de todo cuanto pudiera causarle daño.

Señor, dame una fe simple y fiel a imagen de la de San José.

¡Amén!

Acción concreta: Hoy, como figura paternal, voy a tomar 5 minutos para meditar sobre mi día y ofrecer a Dios a mi familia, mi pareja y mis hijos. Que la intercesión de San José me guarde de vanagloriarme por todas las gracias que he recibido de Dios por amor.

Si no soy padre, que San José me ayude a inspirar esa humildad a una figura paternal que conozca.