No tienen vino…ni agua

Queridos amigos:

Ayer en una adoración eucarística en Madrid a la que suelo ir todos los jueves se comentaba el pasaje de la Bodas de Caná en la que como ya sabéis Jesús convierte el agua en vino a petición de su madre la Virgen.

Jesús les dice a los sirvientes:

"Llenad las tinajas de agua. “Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: "Sacad ahora y llevádselo al mayordomo. “Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: "Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora." A sí, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él. (San Juan 2,7-11)

Pues bien, se nos hizo reflexionar en la adoración sobre como para que se produjera el milagro se tuvieron que llenar de agua las tinajas, que hasta ese momento estaban vacías. Y entonces se nos preguntaba, ¿cuál es el agua (en sentido figurado) que nosotros podemos poner, para que Jesús haga el milagro en nuestra vida, para que convierta nuestra agua en vino? Porque, decían, a veces esperamos milagros fáciles y nosotros no hacemos nada. ¿Cuál es nuestra agua?

Y bueno yo me quede muy confusa. Porque sí es verdad que nosotros colaboramos con Dios en la obra de nuestra salvación y sanación, en eso estaba de acuerdo, que se nos pide hacer algo. De hecho, en las curaciones de Jesús en el Evangelio, en muchas de ellas, Jesús empieza por hacer una pregunta al que se quiere sanar o le dice que haga algo, es decir, es verdad que nosotros colaboramos.

Pero también es verdad que esto es igual que el tema de los propósitos del que hablamos en otra publicación. Depende del momento de la vida espiritual en que uno esté puede hacerlos o no. Y con el tema del agua de las tinajas se me ocurrió que cuando una está en la fase ascética es muy fácil identificar qué agua poner en las tinajas. Pues mira pongo mi tiempo, mis obras, mis oraciones…

Pero cuando llega la etapa de la purificación pasiva en la que Dios toma la iniciativa en el alma entonces muchas veces no habrá agua con qué llenar las tinajas. Dios deja al alma en un desierto en el que ella no puede hacer nada. No puede darle nada a Dios, ni agua. Y Dios aparentemente, sensiblemente, tampoco le da nada al alma, aunque realmente le está dando mucho porque está obrando misteriosamente en ella y de un modo más profundo que antes. Pero el alma lo que percibe es una sequedad total, son las nadas de las que habla San Juan de la Cruz.

Y entonces me imagino a la Virgen junto a esa alma que lo está pasando tan mal. Y la Virgen  le dice a su Hijo no tiene vino, no tiene agua. Aunque la Virgen sabe, igual que Jesús, que tenemos que pasar por estos desiertos, para crecer espiritualmente y para luego poder ser inundados de agua y de vino. 

Y también me doy cuenta de que cuanto más pobres somos mayor es el milagro que Jesús tiene que hacer en nuestra vida, y esto también es alentador porque la debilidad nuestra, nuestra necesidad es ocasión de grandes milagros. No es lo mismo transformar agua en vino que nada en vino ¿verdad? Pues fíjate si no tienes ni agua para Jesús, da igual, mejor, porque el milagro que tendrá que hacer es más grande, cuanto menos tienes más te dará.

Y es que las bodas de Caná dan para reflexionar mucho. Por ejemplo, la actitud de la Virgen. Ella no pide solo plantea la situación. Y a este respecto hay un comentario de San Juan de la Cruz en su obra Cántico Espiritual en la Canción 2 punto 8:

“Y es de notar  que el alma en el dicho verso (se refiere al verso “Decidle que adolezco, peno y muero” de la Canción 2) no hace más que representar su necesidad y pena al Amado; porque el que discretamente ama no cura de pedir lo que le falta y desea , sino de representar su necesidad para que el Amado haga lo que fuere servido, como cuando la bendita Virgen dijo al amado Hijo en las bodas de Caná de Galilea, no pidiéndole derechamente el vino sino diciéndole: “No tienen vino” y las hermanas de Lázaro que enviaron no a decir que sanase a su hermano, sino a decir mirase que el que amaba estaba enfermo.

Y esto por tres cosas: la primera, porque mejor sabe el Señor lo que nos conviene que nosotros; la segunda, porque más se compadece el Amado viendo la necesidad del que le ama y su resignación; la tercera, porque más seguridad lleva el alma acerca del amor propio y propiedad en representar la falta, que en pedir a su parecer lo que le falta. Ni más ni menos hace ahora el alma representando sus tres necesidades, y es como si dijera: decid a mi Amado que, pues adolezco, y él solo es mi saludad, que me dé mi salud; y que, pues peno, y él solo es mi gozo, que me dé mi gozo; y que, pues muero, y él solo es mi vida, que me dé mi vida.”

Espero vuestros comentarios siempre tan enriquecedores:

 ¿Cuál es tu agua? ¿Tienes vino, tienes agua, o nada? ¿Cuál es el milagro que quieres que Jesús realice en tu vida?

Y para terminar una oración a Jesús que podréis encontrar en mi blog, pulsa aquí.

Y un vídeo también relacionado con el tema de hoy:

¡Hasta la próxima semana amigos!

Oración de la comunidad

Jesús tu nombre me sana

Jesús, repito tu dulce Nombre, tranquilamente, empiezo a descansar en Ti, confío en Ti. Jesús, Tu sabes que estoy lleno de preocupaciones. Respiro suavemente , repito tu dulce Nombre y pongo todo el peso de mis ansiedades en tu hombro divino. Y ahora apoyo mi rostro en tu regazo y me dejo acariciar por tu mano dulce que me da tanta seguridad. Oigo tu voz suave que me dice que nada tema que Tú estás aquí conmigo. Jesús, Jesús, Jesús...

¡Gracias! 173 personas oraron

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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