Día 7: San juan Pablo II y el Sagrado Corazón de Jesús

San Juan Pablo II: el Papa de la civilización del amor.

“En diferentes ocasiones he expresado mi convicción de que la devoción al Sagrado Corazón corresponde más que nunca, a las expectaciones y necesidades de nuestro tiempo. He hecho hincapié en que los elementos esenciales de esta devoción pertenecen de una forma perenne a la espiritualidad de la Iglesia a través de su historia”. (S.S. Juan Pablo II, a los Misioneros del Sagrado Corazón, 1987)

  El Santo Padre está convencido que la devoción al Sagrado Corazón de Jesús es un remedio extraordinario para las necesidades extraordinarias de nuestro tiempo. “Cristo ofrece su divino y humano Corazón, fuente de reconciliación y principio de nueva vida en el Espíritu Santo, a todos los hombres y mujeres de hoy que están sumergidos en un mundo secularizado en el cual corren el peligro de perder el centro de la gravedad de sus vidas” (S.S. Juan Pablo II, Junio 28 de 1998). 

  Vivimos en un mundo que se ha alejado de Dios, y por lo tanto ha perdido el centro de su gravedad. Todo está alterado: la fe, la relación con Dios, la moral, la vida familiar, las identidades del hombre y la mujer, los valores sobre la vida, etc. 

  1. Falta de fe:

Santo Tomás ve el Corazón del Señor, penetra en su duda, su dedo en la llega del costado y exclama un grito de fe ardiente: Señor mío y Dios mío. 

  2. Falta de Unidad:

su amor atrae a cada criatura hacia sí y hace que aquellos que creen en Él tengan un solo corazón y una sola mente. Mientras el odio divide, separa y destruye, por el contrario, el amor unifica, trae paz y edifica. Por lo tanto, solo el amor perfecciona. 

La esencia del amor mutuo no consiste en el hecho de que nadie nos cause dolor, lo cual es imposible en la convivencia, sino que aprendemos a perdonar con prontitud y perfección. 

  3. Falta de paz:

su Corazón es signo de la reconciliación, la cual es la base de la paz. En Su Corazón se encuentran todos los hombres, en su debilidad, en su miseria y a la vez en su grandeza de hijos. 

Solo de su Corazón fluye la paz. Cuando se aparece a los apóstoles, muestra la llaga de su Corazón y dice: la paz sea con ustedes. La paz es fruto del amor de su Corazón. 

  4. Abunda el temor:

“Cada uno puede contemplar este Cuadro del Corazón misericordioso de Jesús de donde irradian las gracias, y escuchar en lo más íntimo de su alma lo que oyó Santa Faustina: No tengas miedo de nada. Yo estoy contigo.” Y así podemos contestar con seguridad... “Jesús confío en ti”. Este dialogo del Corazón de Cristo con el corazón humano se basa en el amor, pues “en el amor no hay temor, escribe San Juan, sino que “el amor perfecto expulsa el temor” (1 Jn 14:18) 

  5. Un mundo frío:

La frialdad es fruto del egoísmo. Al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de la mayoría se enfriará. Por eso es necesario en estos tiempos, acercarnos a la llama ardiente de amor y caridad del Corazón de Jesús. El amor de Cristo no se extingue ni se deteriora jamas. Su Amor es eterno. El único amor capaz de transformar el mundo y la vida humana. El único amor capaz de hacer que se enciendan de amor los corazones humanos.  

“La devoción a mi Corazón es mi último esfuerzo para calentar a un mundo frío". (Jesús a Sta. Margarita)

Al egoísmo de nuestra época, a sus tendencias sensuales, a su indiferencia religiosa, se le opone el culto más delicado, más puro, más desinteresado, más tierno y compasivo: el culto al Sagrado Corazón. 

  6. Un mundo necesitado de amor:

“Dios nos hizo para sí (nos creó por amor, para amar y ser amados) y nuestros corazones jamás descansarán, si no descansan en Él”. El amor es el motor de nuestra existencia. Esto quiere decir que la plenitud y madurez de nuestra humanidad, se alcanza a la medida que experimentamos el amor de Dios, nos sabemos y sentimos amados por El, y somos capaces de amar a los demás. 

  El Corazón humano siempre tendrá hambre y sed de amor. Su mayor ansia es el amor. Y hasta que no vivimos en el amor, nuestros corazones están privados de su mayor anhelo. Todo el desarrollo humano, no solo el espiritual, se alcanza, a la medida que el ser humano experimenta el amor. 

  Es un grave error pensar que alcanzamos la realización fuera del amor. El egoísmo nos roba la dignidad y nos deja en un estado de inmadurez. No hay realización fuera del amor. Nuestra dignidad está en que somos hijos de Dios y por lo tanto, vivimos por amor, en amor y para amar,  

“Mirad que amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues! Lo somos!” (1 Juan 3.1). 

7. Resquebrajamiento de la familia:

S.S. Juan Pablo II al Cardenal Vidal en 1995: “en este misterio de Amor salvífico, revelado en el Corazón de Jesús, encontramos la luz y fortaleza para salvar a la familia cristiana, amenazada hoy en sus valores fundamentales". 

Resquebrajamiento por el egoísmo y la falta de sacrificio. El amor se nutre en el sacrificio; no hay amor sin sacrificio; en las obras de Dios, nada grande, puede ser más grande sin sufrimiento. 

Reflexion:

 El Papa San Juan Pablo II reiteró la necesidad de volver la mirada hacia el Corazón de Cristo para comprender el misterio del corazón del hombre y su dignidad:  

“¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo Abrid a su potestad salvadora los confines de los Estados, los sistemas económicos y los políticos, los extensos campos de la cultura! de la civilización y del desarrollo.  ¡No tengáis miedo! Cristo conoce «lo que hay dentro del hombre». ¡Sólo El lo conoce!” (Homilía de inicio de su Pontificado. 22 de octubre de 1978) 

Oración de la comunidad

Padre nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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