Transformación en Cristo

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Un rasgo del amor es que nos transforma en mejores personas.

"Yo os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne." Ez 36,26

Dios nos transforma actuando en nosotros, y el fruto de su acción es la santidad.

Tu santificación o divinización es obra De Dios, es la meta que él tiene con cada uno de nosotros, es anhelo suyo antes que tuyo. Él puede transformar toda una vida de errores en el primer capítulo de tu santificación. Dios ya ha muerto de ganas que seamos santos. Ya está en ello. 

"Que el injusto siga cometiendo injusticias y el manchado siga manchándose; que el justo siga practicando la justicia y el santo siga santificándose" Ap 22,11

Cuando estamos en un proyecto de santificación hay una voluntad de Dios sobre eso, no nos quedamos en brote, siempre estaremos llamados a más. 

Dios nos quiere dar la alegría de ser santos y de ver cómo disfrutamos más que aquel a quien damos de beber el amor De Dios. El motor para mi santidad no está en mi mismo, sino en Cristo. Él ya velaba por nuestra santidad antes que nosotros. la santificación no es pesada, lo pesado es resistirse a la gracia. Dios nos llena de ocasiones, casi nos precede para que vivamos alejados del egoísmo y tengamos una vida muy plena. No se ara un campo si no es para dar frutos. No nos hacemos santos para quedarnos sin defectos. 

La santidad es habitar el misterio de la "inhabitación" de la Santísima Trinidad en el alma: tenemos a Dios dentro. La santidad es seguir fielmente todas las inspiraciones del Espíritu Santo. La santidad es vivir plenamente la caridad. La santidad es imitar en todo a Cristo. La santidad es objetiva. Jesucristo no ha elegido a sus apóstoles entre los mejores o mejor cualificados o sabios, más bien lo contrario. los elige, los forma, convive con ellos mucho e intensamente. Las vidas de los discípulos cambian radicalmente. No son pescadores que dedican sus horas libres a Dios, al servicio de Jesucristo, sino que lo abandonan todo para seguirle. Y Jesús los forma poco a poco. Resultan tres años de intensa preparación y participación. Les enseña a orar, les hace testigos de milagros y predicaciones. Les lleva con Él de un lado a otro de las regiones de Israel. Les explica con parábolas la Buena Nueva: les dicta y recuerda sin cansarse el nuevo mandato, la Alianza con su Padre, la historia de la Salvación. Les trata en le intimidad, sobre todo en momentos guías para ellos, como puede ser la Transfiguración, con Pedro, Juan y Santiago.

Extraído del libro "Oremos" p.128-130

Oremos, Isabelle de Rochefort y P.Miguel Segura

Preparémonos para recibir el Espíritu Santo este domingo de Pentecostés. Pidamos al Espíritu Santo derrame sobre nosotros sus siete dones. 

Oremos:

Oh, Señor Jesucristo, que antes de ascender al cielo prometiste enviar al Espíritu Santo para completar tu obra en las almas de tus Apóstoles y discípulos, dígnate concederme el mismo Espíritu Santo para que Él perfeccione en mi alma la obra de tu gracia y de tu amor. Concédeme el Espíritu de Sabiduría para que pueda despreciar las cosas perecederas de este mundo y aspirar sólo a las cosas que son eternas, el Espíritu de Entendimiento para iluminar mi mente con la luz de tu divina verdad, el Espíritu de Consejo para que pueda siempre elegir el camino más seguro para agradar a Dios y ganar el Cielo, el Espíritu de Fortaleza para que pueda llevar mi cruz contigo y sobrellevar con coraje todos los obstáculos que se opongan a mi salvación, el Espíritu de Conocimiento para que pueda conocer a Dios y conocerme a mí mismo y crecer en la perfección de la ciencia de los santos, el Espíritu de Piedad para que pueda encontrar el servicio a Dios dulce y amable, y el Espíritu de Temor de Dios para que pueda ser lleno de reverencia amorosa hacia Dios y que tema en cualquier modo disgustarlo. Márcame, amado Señor, con la señal de tus verdaderos discípulos y anímame en todas las cosas con tu Espíritu. Amén.




Oración de la comunidad

Toma Señor mi libertad

Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer. Tú me lo diste, a Ti, Señor, lo retorno. Todo es Tuyo: dispone de ello según Tu Voluntad. Dame Tu Amor y Gracia, que éstas me bastan. Amén.

¡Gracias! 33 personas oraron

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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