Lirio perfumado de la Paciencia

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Al iniciar reza el Rosario Josefino (Descárgalo aquí).

A continuación, lee la meditación correspondiente al día de hoy.

🧔 San José dice:

Hijos míos: mi corazón se exalta de gozo en este día porque sabe de nuestro encuentro. Hoy madrugué más  que ayer, recogí algunos trocitos de madera, enderecé las patas de una mesa, agilicé algunos trabajos de entrega y me desocupé rápidamente porque sé que muy pronto entraréis por las puertas de mi carpintería; tomaréis asiento, abriréis el cuaderno y escribiréis atentamente cada una de mis palabras; palabras que os harán más sabios, palabras que calarán en la profundidad de vuestro ser y os moverán al cambio, palabras que sonarán como cantos armoniosos y os darán regocijo y quietud a vuestro espíritu.

Hijos amados: os miro cada amanecer del día miércoles, abrid vuestros ojos, corred las cortinas de las ventanas que adornan vuestro cuarto y os levantáis apresuradamente, os vestís con traje de gala y esperáis pacientemente a que llegue nuestra hora convenida; hora en que departimos, compartimos y nos recreamos; hora que se convierte en un festín de amor, un encuentro paternal porque al fin uno de mis muchísimos hijos ha sentido el deseo y la necesidad de llegar a este humilde carpintero de Nazaret. Heme aquí con un nuevo lirio perfumado: el lirio de la Paciencia, lirio que irradiará vuestro corazón de luz; lirio que os dará quietud, sosiego, armonía; lirio que irá destruyendo todo ímpetu, todo desespero, de tal modo que todo vuestro ser quede impregnado del suave oleaje del Señor; oleaje que os embriagará de su paz, oleaje que os llevará en ascenso hacia el cielo, oleaje que entrapará vuestro corazón como susurros de brisa suave; oleaje que  adormilará vuestro temperamento fuerte, irascible haciéndoos mansos; oleaje que os dará la gracia de saber esperar, de no impacientaros por nada, ni por nadie; oleaje que oxigenará vuestro sistema nervioso dándoos tenacidad, aguante para que soportéis todo, toleréis todo, ofrezcáis todo.

Venid, pues, hijos míos: acercaos a mí; oled su exquisito aroma, su sutil fragancia, inhalad y exhalad porque es Dios quien os cohabita, es Dios quien os posee, es Dios quien ha propiciado este encuentro, es Dios quien ha susurrado en vuestro corazón y por eso estáis aquí; es Dios quien os atrajo como imán hacia mí; es Dios quien os ha abierto el entendimiento para que hoy, miércoles josefino, recibáis otra gracia: un nueva virtud, virtud de la paciencia que aquietará vuestro espíritu, desahogará vuestra alma y descansará vuestro corazón; virtud que os aquilatará, os refinará como oro y plata; virtud que os encaminará y os equipará para que aceptéis con amor y resignación todo lo que Dios se digne enviaros.

Abrid, pues, vuestros corazones hijos míos, porque quiero plantar el lirio perfumado de la paciencia; lirio que os embellecerá, aún, más porque os hará semejantes a Jesús, mi Hijo Amado. Hijo que siempre se mantuvo firme en sus pruebas; Hijo que no renegó ante el sufrimiento; Hijo que jamás cuestionó la Voluntad de su Padre Eterno. Hijo que oró y conservó la calma en los momentos difíciles de su vida. Hijo que aprovechó cada situación para crecer, aún, más. Hijo que os llama a vosotros también a hacer lo mismo, a ofrecer vuestras penas del cuerpo, del alma y del espíritu; penas que os refinarán y os harán, aún, más fuertes. Esforzaos, pues, en cultivar este preciosísimo lirio perfumado; es demasiado delicado, cualquier oleaje lo puede deshojar, cualquier brisa medio fuerte lo puede marchitar; abonadlo diariamente, podadlo porque la maleza puede llegar a él y destruirlo.

Hijos míos: salid por hoy de mi carpintería; se nos hace tarde. Id a vuestras casas, a vuestros lugares de trabajo y haced que se os note, sin pronunciar palabra, que sois dueños y poseedores del escasísimo lirio perfumado de la paciencia.

❤️ El alma dice:

San José, espejo de paciencia; esta mañana me levanté ansioso de que llegase la hora de nuestro encuentro. Hora en que aprendo mucho más de lo que es la vida; hora en que el sol me calienta más con sus rayos; hora en que mis tres potencias: cuerpo, alma y espíritu se abren al unísono prontas en recibir vuestras gracias; hora en que guardo mi reloj para olvidarme del tiempo; hora en que escucho vuestra voz como murmullo de Ángeles; hora en que el Espíritu Santo desciende sobre mí y me embellece con su luz, con sus reflejos plateados como señal, también, de su presencia.

San José, espejo de paciencia: ha llegado el momento de tocar afanosamente las puertas de vuestra carpintería, puertas que se abren al primer toque, puertas que son bellamente adornadas cuando os veo asomar, cuando os veo aparecer con vuestro delantal, aún, puesto, sosteniendo dulcemente en vuestros brazos al Niño Jesús.

Niño que cuidáis con esmero porque, aún, no ha dado sus primeros pasos. Niño que tan sólo balbucea la palabra Abba que significa Padre. Niño que se obnubila ante vuestra gran sabiduría. Niño que se enternece con vuestros mimos, con vuestras caricias. Niño que os abraza, se aferra a vos porque teme caerse. Niño que se entretiene con sus juegos infantiles mientras vos trabajáis, mientras cumplís con vuestro oficio de carpintero. Niño que aprende vuestro oficio viéndoos. Niño que cuando crezca os dará descanso con su trabajo. Niño que labrará con sus venerables manos la madera ¡Dichosa madera que será tocada por las manos Sagradas del Hijo de Dios! ¡Dichosa madera que será tallada por el labrador del cielo en la tierra! ¡Oh, sí supierais hablar estallaríais en cantos de adoración y de alabanza! Porque habéis sido tocada, tallada por las manos del Maestro. Maestro que a la edad de treinta y tres años habría de cargar sobre sus delicados hombros el pesado madero de la cruz. Maestro que sería crucificado convirtiendo la cruz en el Madero Victorioso, porque tres días después de su muerte resucitaría para nuca más dejarnos solos, huérfanos.

San José, espejo de paciencia: mi corazón se agita de emoción al saber de qué otro lirio perfumado habéis sembrado dentro de mí: el lirio de la Paciencia. Lirio que controlará mis ímpetus, mi euforia; lirio que dará frescura y lluvia temprana cuando me enervo por el desespero; lirio que soplará suavemente en mí y refrenará mi cólera, mi enojo; lirio que inundará de la paz de Dios todo mi ser; paz que me conllevará a aceptar el sufrimiento, paz que me conducirá a soportar las imprudencias de mis hermanos, paz que exaltará mi corazón de gozo; gozo porque algo nuevo está ocurriendo en mí; gozo porque cada lirio que plantáis en mi corazón es otra gracia, otra virtud que me adorna, me embellece; gozo porque sé que un prodigio del Amor Santo y Divino ha engalanado mi espíritu, espíritu que toma más luz; espíritu que se hace más radiante, más luminoso, más fluorescente porque la llama que hay en mí arde con mayor fuerza, con más ímpetu.

San José, espejo de paciencia: tarde os amé hermosura; pero mi corazón es consolado porque a lo menos os conocí en vida; vida que es tallada y labrada por vuestras manos; vida que ha sido transformada porque desde que llegasteis a mi lado, algo diferente se produjo dentro de mí.

San José, espejo de paciencia: sosegad y aquietad mi espíritu cuando se exalte, sosegad y aquietad mi corazón con el lirio perfumado que lo adorna, lo embellece.

Ayudadme amadísimo José a que todas las almas que caminen a mi alrededor aspiren su profuso aroma, aroma que es prueba fidedigna de vuestra presencia en mi vida.

 

Para finalizar, lee las letanías a San José y la oración final del botón "oro" de esta publicación.

Oración de la comunidad

Oración final a San José

¡Oh!, San José: cuya protección es tan grande, tan poderosa y eficaz ante el Trono de Dios, en vuestras manos entrego todos mis intereses y mis deseos. ¡Oh!, San José: asistidme con vuestra poderosa intercesión, conseguidme de vuestro Divino Hijo nuestro Señor todas la bendiciones particulares que necesito a fin de que habiendo conseguido aquí en la tierra la ayuda de vuestro poder celestial pueda ofrecer mi gratitud y homenaje al padre más amoroso.

¡Gracias! 407 personas oraron

6 comentarios

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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Lirios perfumados de San José

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