Tiempo de aumentar nuestra fe

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¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Acaso las pruebas, la aflicción, la persecución, el hambre, la falta de todo, los peligros o la espada?

Como dice la Escritura: Por tu causa nos arrastran continuamente a la muerte, nos tratan como ovejas destinadas al matadero.

Pero no; en todo eso saldremos triunfadores gracias a Aquel que nos amó.

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Amados hermanos es necesario que abramos nuestras mentes al tema de reflexión de este día, pues como es de esperarse no todos estarán de acuerdo con estás palabras.

Todo este tiempo de pandemia ha servido para darnos cuenta de dos cosas fundamentales: 

  • Tenemos pavor a la muerte porque la vemos como el fin absoluto para nosotros aún cuando decimos creer en lo que Dios afirma en su palabra y aún cuando cada noche decimos anhelar el reino de Dios.
  • Nuestra confianza en Dios y en el cuidado que tiene de nosotros parece no ser tan grande en comparación con nuestra falsa percepción del control a través de las soluciones de orden técnico y científico.

¿Cómo debemos interpretar las palabras del apóstol Pablo a los Romanos cuando dice que: Nada nos apartará del amor de Dios?

Es triste ver qué las personas ven más peligro en retornar a la iglesia, en cumplir con el llamado a congregarse, a guardar el domingo, a vivir la eucaristía que en hacer filas en bancos, en almacenes durante los black friday, en restaurantes y en muchos otros establecimientos y lugares.

Vamos al trabajo utilizando todos los medios de protección, ¡pero vamos! Porque de lo contrario nos quedamos sin empleo, sin comida, sin servicios, sin diversión etc. Pero... ¿Podemos quedarnos sin la iglesia? Muchos dirían que sí, porque al final de ella no obtienen nada tangible que les duela perder.

¿Es acaso muy difícil darnos cuenta de que vivimos como el burro detrás de la zanahoria, dónde solo lo visible tiene un valor para nosotros?¿Qué tanto vale comulgar el domingo frente quedarse en casa viendo un partido de la Champions League?¿O frente a un paseo familiar a la playa aún en medio de la pandemia?

Amados hermanos. Profesamos una fe y un compromiso con Dios tan hipócrita que deberíamos avergonzarnos. ¿Que hay de esas palabras del apóstol Pablo: para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia?

Algunas veces cuando hablo con personas y les invito a ir a la misa me responden: Iré si Dios quiere. Y yo les pregunto: ¿Porque razón Dios no querría que usted fuera a la misa? Algunos dicen: Porque puedo amanecer muerto.

Entonces yo les digo: Con más razón es afirmativo que Dios lo quería en la misa, solo que lo llamo a la misa eterna. Más bien deberíamos de preocuparnos por estar seguros en nuestros corazones de que estamos en capacidad y compromiso legítimo de asiaitir a cualquiera que sea la misa a la que Dios nos llame. Triste sería que no llegara a ninguna de las dos.

Amados hermanos las misas virtuales han sido una manera de poder mantener vivo ese espíritu de compromiso del día del Señor, pero jamás podrán reemplazar el estar presente y participar de la eucaristía.

Amados hermanos si creemos las palabras de la epístola a los Romanos, entonces debemos proceder procurando no dejarnos apartar del amor de Dios. Pues si en los primeros siglos los verdaderos cristianos predicaban sabiendo que podrían morir martirizados ¿Qué de diferente habría ahora sí igual se trata de enfrentar nuestro temor a morir?

No me mal interpreten es cierto que debemos cuidar la vida que Dios nos dió, pero también es cierto que no es un descuido si la perdemos sirviéndole a nuestro creador. Acatemos todas las normas de prevención siempre y cuando estás no sean un impedimento para nuestra vida espiritual. 

¿Cuál es el verdadero objeto de que cuidemos nuestra vida? ¿Acumular tiempo?¿Riquezas?¿Conocer lugares?¿Tener experiencias?  El apóstol Pablo diría que todo eso lo tiene por basura comparado con vivir y morir por Cristo.

Retornemos a las iglesias, es nuestro deber. Un deber aún superior que ir al trabajo o a cualquier otra actividad. Actuemos con temor a Dios y no a un virus. Busquemos el equilibrio, seamos responsables también con nuestra salud espiritual.



Oración de la comunidad

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo su único Hijo Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, todopoderoso. Desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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