La importancia de la oración

Queridos amigos:

En mi ciudad, Madrid, el pasado fin de semana hubo una nevada tan fuerte que dejó paralizada la ciudad. Después de la nevada por las bajas temperaturas se formó hielo y como la nieve no pudo ser retirada en muchos sitios,  no se podía salir a la calle. Hemos estado confinados no solo por la pandemia sino también por la nieve.

Y eso me ha dado mucho que pensar. Los acontecimientos que están ocurriendo últimamente nos están llevando al aislamiento, a la inactividad, a parar.

¡Que bueno sería aprovechar estos momentos, y  que el hombre de esta época aprendiera a recogerse, a meditar, a mirar en su interior!  Si fuera así,  estas circunstancias tan dolorosas que estamos viviendo, podrían producir un cambio interior y que la gente se volviera a Dios.     

Tal vez no todo el mundo lo haga, pero nosotros podemos hacerlo, aprovechar las circunstancias para tener mas silencio interior, más recogimiento, más amistad con Dios.

Lo que ocurre es que esto es algo que no se aprende de un día para otro, requiere de un hábito. Siempre me ha llamado la atención que San Juan de la Cruz no habla mucho de la oración, por lo menos no tanto como Santa Teresa de Jesús. San Juan habla de la oración, pero ya en las fases un poco más avanzadas, sin embargo, pasa por alto la iniciación. Sin embargo, Santa Teresa nos habla de la oración desde sus inicios.  

A veces cuando algo se pasa por alto no es porque no se considere importante, sino al revés, se considera tan fundamental que se da por hecho que ya se hace. Nuestro proceso de crecimiento espiritual está fundamentando en la oración. La oración es la comunicación con Dios, nuestro encuentro de amor, nuestro encuentro de amistad con Él. Y esto todos los días, siendo fieles, aunque no sintamos nada, con sequedad algunas veces, y aburrimiento muchas otras.  

Y como empezamos un año nuevo y está eso de los propósitos, si hay alguno de los que estamos en esta comunidad que no tenemos ya vida de oración, que lo dudo, es buen momento de empezar.

En el libro "San Juan de la Cruz. La biografía" , el padre José Vicente Rodríguez,  en la página 769,   nos describe como era la vida de oración del santo, a través de algunos testigos que lo vieron orar:

“Alguien que estuvo con él en Baeza nos le pinta así: “En todo tiempo y lugar era muy dado a la oración. Ni faltaba cosa de un momento en la presencia de Dios. Y tengo para mí por cierto que ni el tiempo que estaba tratando negocios de seglares, ni en conversaciones, ni en recreaciones dejaba la oración”. Cuanto estaba libre de otras ocupaciones forzosas, rezos, confesonario, etc., se le encontraba recogido en un rinconcillo de la celda, aunque lo más ordinario era “estar en oración en el coro; o, si la iglesia estaba cerrada, en las gradas del altar mayor delante del Santísimo Sacramento de rodillas o postrado”.

"La mayor parte de la siesta en el verano y dos o tres horas de la noche en el invierno las pasaba en oración en el coro o en la iglesia. Y, como certificando que así era, dice: “Y esto lo vi muchas veces en aquel tiempo, porque lo miraba y con curiosidad y cuidado a veces”. La misma vida de oración la notó en los meses que estuvo en La Peñuela. “Pero donde más de verás conocí la santidad profunda, oración continua y presencia de Dios” del santo fue en Madrid el año 1588, durante aquel primer Capítulo General. “Y en Madrid casi nunca fui a su celda, que, si estaba solo, no lo hallase en oración”.  

"Alonso de la Madre de Dios (Ardilla Andrada), al que conquistó el santo para la Orden, y que trató mucho con él, da este juicio “Siempre tuve yo al padre fray Juan de la Cruz, y todos le tenían, por hombre de mucha y altísima oración”

El mejor consejo que le puedes dar a alguien que quieres es este: Ora, ten una vida de oración, empieza, continúa y ya verás, si eres constante empezarás a notar que tu vida cambia, y no la abandones nunca, pase lo que pase.

Pero ¡como no!, a veces tenemos tentaciones de dejar la oración, o la vamos dejando casi sin darnos cuenta porque siempre surgen cosas más importantes que hacer, pero en el fondo muchas veces la realidad es que estamos huyendo de ella porque encontramos sequedad y aburrimiento.

Ese aburrimiento y esa soledad que yo encuentro a veces lo he expresado así en mi blog, si quieres leerlo pulsa aquí.

Comparte tú también con nosotros, si quieres, cómo es tu oración, si a veces quieres dejarla y te desanimas. Tu experiencia nos enriquecerá mucho a todos. 

Y para terminar un video muy bueno sobre la oración, para todos aquellos que no sepan como empezar, o como perseverar. Tal vez algunos ya lo hayáis visto porque lo puse también en la comunidad de Santa Teresa, pero está bien volverlo a ver porque da muchos consejos prácticos que ayudan mucho:

  ¡Hasta la próxima semana! 

  


Oración de la comunidad

Jesús tu nombre me sana

Jesús, repito tu dulce Nombre, tranquilamente, empiezo a descansar en Ti, confío en Ti. Jesús, Tu sabes que estoy lleno de preocupaciones. Respiro suavemente , repito tu dulce Nombre y pongo todo el peso de mis ansiedades en tu hombro divino. Y ahora apoyo mi rostro en tu regazo y me dejo acariciar por tu mano dulce que me da tanta seguridad. Oigo tu voz suave que me dice que nada tema que Tú estás aquí conmigo. Jesús, Jesús, Jesús...

¡Gracias! 206 personas oraron

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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