Día 2: vive la soledad
Día 2: vive la soledad -José frente al misterio de la Anunciación
La soledad en el desierto es iniciática, pues allí somos triturados, refinados, forjados y restaurados. El libro de la Sabiduría dice: "los probó como oro en el crisol y los aceptó como un holocausto" (Sabiduría 3:6). En el desierto, nos volvemos libres, ya que la carencia nos lleva a lo esencial. Por esta razón, Jesús respondió al tentador "El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mateo 4:4). De hecho, esto resume la historia completa del pueblo hebreo, quien dejó la esclavitud de la tierra de Egipto para ser libre.
- Extracto de como columnas esculpidas (traducido del francés por Hozana).
La soledad de José
El evangelio relata que después de la Anunciación, José se sentía muy solo, luego de enterarse del misterioso embarazo de María, por lo que "resolvió abandonarla en secreto (Mateo 1:19). Lo anterior, debido a que José se enfrentó a un misterio que iba más allá de sí mismo. Por un lado, no podía dudar de la pureza de María, a quien amaba con un amor profundo, por el otro lado, sentía que estaba viviendo un proyecto divino. Ante esta indecisión, José prefirió apartarse para no entorpecer la voluntad de Dios, pues se sentía indigno de ella. No obstante, él sabía que renunciar a María era renunciar a la alegría de su vida, a la luz de sus ojos, a una alegría que hacía latir su corazón... En ese momento y ante esta dolorosa decisión, José sufrió una profunda soledad y experimentó una verdadera pasión...
...Vive la soledad con José
La larga espera durante la soltería nos permite experimentar una inmensa soledad, la cual, generalmente, nos hace sufrir en gran medida.
La soledad, al igual que el desierto, nos hace descubrir que estamos radicalmente solos, aunque seamos seres sociales, diseñados para la fraternidad y el compartir. De hecho, aunque en nosotros habita un deseo de comunión y benevolencia, en ocasiones podemos experimentar la soledad ontológica. Lo anterior, debido a que siempre hay un lugar dentro de nosotros destinado a la soledad, nuestra dimensión de eternidad. Debemos saber que la prueba de la soledad y el desierto es necesaria para nacer de ese “yo creador, fuente y valor”. Esta nos permite descubrir que siempre hay algo en nosotros que no se puede comunicar, que no se puede compartir, que nadie entenderá y que ningún ser humano podrá aceptar. No obstante, en lugar de aterrorizarnos, debemos saber que esta soledad se convierte en el lugar, la fuente y el recurso de nuestro ser, el cual es rociado por la presencia divina.
- Extracto de como columnas esculpidas (traducido del francés por Hozana).
Esta presencia divina de la que se habla, se manifestó a José en sus sueños: por medio de ellos recibió la visita del ángel, quién lo invitó a acoger a María en su casa. Del mismo modo, la soledad que produce la soltería nos invita a salir al encuentro de nuestro propio misterio, a auto-descubrirnos, a convertirnos en un ser integro, dispuesto a entregarse y a amar.
... en la escuela de San José
Entreguemos nuestras soledades a San José, pidámosle que nos guíe para convertirlas en un lugar de encuentro con Dios y con nosotros mismos. Incluso, pidámosle que en ese lugar nazca una profunda alianza con el Señor, la cual luego se verá reflejada profundamente en la alianza que viviremos en nuestro matrimonio.
Para finalizar este día, reza con confianza:
1 Padre Nuestro y 1 Ave María.
Luego, ¡reza la oración de esta hermosa novena!
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¡Nos vemos mañana!
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6