Evangelio según San Marcos 6,45-52.
Después que los cinco mil hombres se saciaron, en seguida, Jesús obligó a sus discípulos a que subieran a la barca y lo precedieran en la otra orilla, hacia Betsaida, mientras él despedía a la multitud.
Una vez que los despidió, se retiró a la montaña para orar.
Al caer la tarde, la barca estaba en medio del mar y él permanecía solo en tierra.
Al ver que remaban muy penosamente, porque tenían viento en contra, cerca de la madrugada fue hacia ellos caminando sobre el mar, e hizo como si pasara de largo.
Ellos, al verlo caminar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y se pusieron a gritar,
porque todos lo habían visto y estaban sobresaltados. Pero él les habló enseguida y les dijo: "Tranquilícense, soy yo; no teman".
Luego subió a la barca con ellos y el viento se calmó. Así llegaron al colmo de su estupor,
porque no habían comprendido el milagro de los panes y su mente estaba enceguecida.
Comentario del Evangelio
San John Henry Newman (1801-1890), teólogo, fundador del Oratorio en Inglaterra
«Guía, bondadosa Luz»
Guía, bondadosa Luz, en medio de estas sombras,
Guíame hacia delante.
La noche es oscura, y estoy lejos de mi casa,
Guíame hacia delante.
Vela sobre mi camino: ¿qué me importa ver
el lejano horizonte?
Me basta un solo paso.
No siempre te he orado como hoy,
siendo, tú, mi Guía.
Quería escoger y conocer mi camino;
de ahora en adelante sé mi Guía.
Amaba el resplandor del día; a pesar de mis temores
el orgullo regulaba mis caminos: olvida todo este pasado.
Demasiado tiempo, estoy seguro de ello, me ha bendecido tu poder
para no ser más mi Guía
Entre landas y mareas, y rocas y torrentes
mientras dure la noche.
Y con la mañana me sonreirán esos rostros
que siempre he amado y que durante un tiempo perdí.
¡Gracias! 102 personas oraron
2 comentarios
"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6