Evangelio según San Lucas 21,5-11.
Como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo:
"De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido".
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?".
Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan.
Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin".
Después les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino.
Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo."
Comentario del Evangelio
San Cirilo de Jerusalén (313-350), obispo de Jerusalén, doctor de la Iglesia
Catequesis bautismales, nº 15
Nuestro Señor Jesucristo vendrá de los cielos y vendrá hacia el fin del mundo, en el último día; porque este mundo tendrá un fin, y el mundo creado será renovado. Puesto que, efectivamente, la corrupción, el robo, el adulterio y las faltas de toda clase han llegado a toda la tierra y «la sangre sucede a la sangre derramada en todo el mundo» (Os 4,2), y para que esa admirable morada no quede llena de injusticia, ese mundo pasará y se inaugurará uno más bello...
Escucha lo que dice Isaías: «Se enrollan como un libro los cielos, y todo su ejército palidece como palidece el sarmiento de la cepa, como una hoja mustia de higuera» (Is 34,4). También el Evangelio dice: «El sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo» (Mt 24,29). No nos aflijamos como si sólo tuviéramos que morir nosotros: también las estrellas morirán, pero quizás resucitarán. El Señor enrollará los cielos, no para destruirlos, sino para resucitarlos aún más bellos. Escucha como habla el profeta David: «Al principio cimentaste la tierra, y el cielo es obra de tus manos: ellos perecerán, pero tú permaneces... Serán como un vestido que se muda (Sl 101, 26-28)... Escucha lo que también dice el Señor: «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán» (Mt 24,35); es que el peso de las cosas creadas no se puede igualar con las palabras de sus Señor.
¡Gracias! 122 personas oraron
"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6