28 de octubre

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De las cartas de Calasanz

1. He leído con mucho consuelo la carta de sus Señorías en la que me avisan de la congregación e instituto muy santo de orar por quienes se encuentran en pecado mortal, que es una caridad que agradará mucho a su Divina Majestad. Yo al presente tengo pocas fuerzas para darles la ayuda que desean, pero con el tiempo crecerá la ayuda como suelen crecer las plantas pequeñas, porque me agrada mucho orar por la conversión de los pecadores (A los sres. Complatearios, Nápoles, 977-1628).

2. Aquí el Papa, o mejor, la Congregación de Reforma ha destinado para prisión de religiosos el convento de los Cartujos y el convento de s. Sixto, pasado S. Jorge, que son dos lugares insalubres. Allí encierran a muchos religiosos para lo que basta encontrarlos solos por Roma. No se puede estar sin lugar de reclusión. Y así se asombró Mons. Fagnano de que nosotros no tuviéramos prisión donde domar a los caprichosos. Por eso, cúmplase ahí cuanto he dicho y la ejecución se haga no con cólera, sino demostrando que no se puede hacer de otro modo por su bien y para ejemplo de los demás (Al P. Cherubini. Nápoles, 979-1628).

3. En cuanto al P. Domingo si no se humilla y no obedece, ejecuten mi resolución, porque no quiero que en cada casa haya nada más que una sola voluntad. Si él cae en mis manos, se las haré sentir más pesadas de lo que él se cree, igual que a los demás. De modo que le conviene arreglarse ahí y humillarse como espero harán los demás, si es que no han perdido ya el juicio (ídem).

4. Procure V.R. ayudarse con la oración particular, máxime de los niños pequeños, a fin de que el Señor lo ilumine para saber tomar el camino de la santa humildad, que es el camino seguro por el cual se encuentran muchos dones y gracias de Dios, porque todo lo demás es vanidad y fatiga grande (ídem).

5. Ahora hagan la profesión estos dos o en Porta Real o en la Duchesca, donde parezca que sea mejor, pero será así: no se tenga comida extraordinaria sino que haya sólo la entrada, la sopa, el principio y un postre según nuestra costumbre, y esto obsérvese no sólo en la profesión solemne de alguien sino en toda otra ocasión en la que haya seglares, para que vean el modo extraordinario que se usa entre nosotros y no queden escandalizados (Al P. Casani, Nápoles, 1243*-1629).

6. Pienso que para enseñar son más indicados los nativos del país que los italianos. Si se les inicia por algunos meses en la oración y en el conocimiento de nuestras Reglas, asistiéndoles al principio alguno de los italianos, pronto podrán ser aptos para enseñar (Al card. Dietrichstein, Nikolsburg. 1907-1632).

1. Criatura nueva

a) Leyendo los Hechos de los Apóstoles una cosa resulta clara: los primeros cristianos viven la convicción de que han sido transformados en su forma de pensar y querer, en su sensibilidad y, sobre todo, en su corazón. Consecuentemente su comportamiento es también diferente. Todo resulta en ellos distinto desde que se han convertido a la fe. La Resurrección no es un acontecimiento sin importancia, sino que ha influido profundamente en esos hombres que se han visto alcanzados y desbordados por el que Vive.

b) El creyente es ya una criatura nueva. Ha sido transformado por el poder de la gracia del Resucitado. Los autores sagrados en las cartas que dirigen a la primitiva comunidad se empeñan en describir la novedad de vida que surge de Jesús. El hombre bautizado es un hombre nuevo, ha sido reengendrado a una vida nueva, y vive la convicción de ser protegido por el poder de Dios.

c) Conviene examinar la vida para ver si efectivamente vas teniendo experiencias vivas que transforman tu ser. Siempre de acuerdo con los elementos indicados con anterioridad y en la lógica del avance del Reino en la era del Espíritu. No se trata aquí de simples teologías o de acumulación de conocimientos, sino de revivir las experiencias de aquellos primeros cristianos que se sintieron rehechos por dentro por la fuerza de la novedad del Espíritu.

d) Cuando Pedro escribe a esos primeros cristianos, constata que «rebosan de alegría». Y está escribiendo a hombres perseguidos, que sufren y que pueden ser conducidos a la muerte en cualquier momento. Esto indica la fuerza que tuvo la Resurrección en la primitiva comunidad. La fuente de la alegría no está en ellos, sino en el Señor. Efectivamente, el Espíritu los convierte en criaturas nuevas.

e) Para tomar el camino de la criatura nueva hay que hacer lo que hoy pide Calasanz: «ayudarse con la oración particular máxime de los niños pequeños, a fin de que el Señor le ilumine para saber tomar el camino de la santa humildad».

2. D. Próspero Fagnani

Nació en 1588 y vivió noventa años hasta 1678. Ocupó durante muchos años el cargo de Secretario de la Curia romana. Hombre rigorista y de gran perspicacia. En diversas ocasiones y por razón de su cargo tuvo que intervenir en los asuntos de las Escuelas Pías. Por su agudeza para afrontar situaciones difíciles y por tener un defecto en la vista, se le llamaba familiarmente «ciego de mucha vista». Muerto Calasanz y atraído por su fama taumatúrgica, fue a s. Pantaleón para pedir al santo la curación de su enfermedad. Cuando años más adelante se trató de restablecer las Escuelas Pías como Congregación, después de la reducción inocenciana, y Fagnani fue nombrado miembro de la Comisión de estudio, se consiguió que al final quedase al margen, temiendo su rigidez; y fue un acierto.

Oración de la comunidad

Padre mío, Calasanz

Padre mío Calasanz, mi maestro, luz y guía. Mírame desde la Gloria, y bendíceme en este día. Alcánzame del Eterno, inteligencia y piedad, y un entero rendimiento, a Su Santa Voluntad.

¡Gracias! 4 personas oraron

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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El Año con Calasanz

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