Somos humanos y por tanto pobres

Queridos amigos:

En confianza os diré que me “fastidia” un poquito de San Juan de la Cruz el verle tan “angelical” y “perfecto”. Pero me explico. Santa Teresa de Jesús, por ejemplo, se pasa gran parte de sus obras contándonos lo débil que era, lo mal que hacía la oración, que si se dejaba engañar por malas compañías, que si dejó de orar durante un año…

Y es que me encanta, porque ¡anima tanto a los que estamos en el mismo camino! En el retiro que hemos vuelto a reeditar en Hozana habla de todo esto, para el que todavía no lo haya hecho se lo recomiendo porque muestra la parte más humana de Santa Teresa, os podeis apuntar aquí.

Eso de que me fastidia San Juan de la Cruz lo digo un poco en broma. Lo que ocurre en realidad es que ambos santos son muy distintos. Santa Teresa habla más de su vida, San Juan está orientado principalmente a la doctrina que quiere comunicar. Y ambos son humildes pero San Juan lo es tanto, llega a morir tanto a sí mismo, que cuando lo lees él desaparece totalmente. Solo te lleva a Dios. Y eso me parece increíble también. 

Ambas cosas me parecen buenísimas, parece que Dios quiso que  Santa Teresa   nos comunicara sus dificultades,  y que  San Juan nos comunicara el ideal a donde nos dirigimos. Un ideal que se hace realidad si se sigue el camino y uno se va purificando y creciendo en amor.

Dios creó un San Juan de la Cruz muy especial, esa es la verdad, pero sobre todo porque él se dejó hacer.  Santa Teresa, como ya os dije la semana pasada le admiraba mucho y le tenía por santo. Pero cada santo tiene su carisma. Mirad, por ejemplo, Santa Teresita del Niño Jesús, que distinta también y que gran ayuda para nosotros, para aceptar nuestras pobrezas y confiar en Dios.Y esos distintos carismas nos ayudan a cada uno según nuestra personalidad y también según nuestras vivencias y estados de ánimo. Por eso es bueno tener esa libertad de espíritu de ir acudiendo a lo que más nos ayude en cada momento.

De todas formas, cuando San Juan describe la purificación y la noche oscura es porque él lo pasó, porque todos sus escritos son experienciales, y aunque no nos lo cuenta como algo personal, él también pasó por todas nuestras luchas. Y desde luego sufrimientos no le faltaron en toda su vida, eso lo sabemos por sus biografías.

Por tanto, todas esas dificultades de nuestra vida, nuestras tentaciones, cansancios, desánimos, todo eso forma parte de nuestra purificación y no debemos despreciarlos buscando ofrecer a Dios otras cosas más extraordinarias.

José Vicente Rodriguez es un gran especialista en la biografía del santo, os pongo un texto de este autor publicado en la revista Teresa de Jesús. Descubrimos aquí un san Juan de la Cruz que se reconoce pobre y con debilidades:

San Juan de la Cruz era conocido por ser muy retraído en todo lo que se refería a su persona. Por lo tanto, no hay que extrañarse de que no tengamos noticias autobiográficas. Con todo no tenemos una carencia total; a través de libros y de otras fuentes podemos ir agavillando algunos datos.

Juan de la Cruz, como todos los mortales, tuvo no sólo momentos sino hasta meses y años psicológicamente bajos de tono y él mismo lo confiesa. Basta leer la primera carta de sus epistolarios a Catalina de Jesús, de 1581. Se confiesa desterrado y solo en Andalucía; «que después que me tragó aquella ballena y me vomitó este extraño puerto, nunca más merecí verla a Santa Teresa ni a los santos de por allá». Y al final otra confesión tan personal: «Y no la quiero decir de por acá más porque no tengo gana». Aquí tenemos a un fray Juan medio hundido, aunque teologalmente trata de superarse con aquello de que «Dios lo hizo bien». Después del Capítulo de separación de los descalzos, Alcalá, 1581 todavía anda con este problema; lo sabemos por lo que dice la Santa al nuevo Provincial, Gracián, (en carta del 23-24 de marzo de 1581) pidiéndole en hornazo de Pascua que traiga a fray Juan a Castilla, pues así se lo tiene ella prometido y él se lo reclama ahora a ella.

Le costó aclimatarse en Andalucía, pero después vivió allí muy feliz y alegre. En otra de sus cartas del 19 de agosto de 1591 le cuenta a doña Ana de Peñalosa su llegada a La Peñuela y su estancia en aquel convento retirado en estos términos: «Y me hallo muy bien, gloria al Señor, y estoy bueno; que la anchura del desierto ayuda mucho al alma y al cuerpo..., y el ejercicio del desierto es admirable». Y desciende a estos detalles de su vida campesina: «Esta mañana habemos ya venido de coger nuestros garbanzos, y así, las mañanas. Otro día los trillaremos. Es lindo manosear estas criaturas mudas, mejor que no ser manoseado de las vivas».

El artículo sigue, lo puedes leer entero aquí. 

Para terminar esta oración para un alma que se sienta pobre y desonsolada, lo puedes leer en mi blog, aquí.

Y la última charla publicada por nuestro querido padre Vicente Rodríguez muy relacionada también con el tema de hoy. Es muy buena. Y como siempre espero vuestros comentarios , sin ellos esto se queda muy pobre, hablando de pobreza...

¡Hasta la próxima semana!

Oración de la comunidad

Jesús tu nombre me sana

Jesús, repito tu dulce Nombre, tranquilamente, empiezo a descansar en Ti, confío en Ti. Jesús, Tu sabes que estoy lleno de preocupaciones. Respiro suavemente , repito tu dulce Nombre y pongo todo el peso de mis ansiedades en tu hombro divino. Y ahora apoyo mi rostro en tu regazo y me dejo acariciar por tu mano dulce que me da tanta seguridad. Oigo tu voz suave que me dice que nada tema que Tú estás aquí conmigo. Jesús, Jesús, Jesús...

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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Sanación interior con San Juan de la Cruz y otros místicos

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