Novena - La santidad para todos, con Santa Teresita

Durante 9 días, déjate llevar, con el santuario de Alençon, por el Caminito de Santa Teresa del Niño Jesús, quien nos muestra el camino hacia la santidad. Meditaciones y resoluciones diarias

329 comparte

Durante 9 días, descubre el "caminito" de Santa Teresa, y ¡crece en el amor y la sencillez!

¿Por qué rezar a Santa Teresita?

Santa Teresa de Lisieux comparte con nosotros su "caminito" hacia la santidad: ¡una conversión genuina hacia el gozo, y la dulzura de la confianza!

Santa María de Belén había anunciado: la santidad de los tiempos venideros no será igual a la de los siglos pasados. Ya no será una santidad amarga y presurosa, sino que “Dios pedirá cosas más pequeñas". No podemos dejar de ver en este mensaje, que fue anunciado cuando Teresa venía al mundo: ¡una predicción que se cumpliría con la vida y los escritos de la pequeña santa de Alençon y Lisieux!

“Cada árbol se reconoce por su fruto.” (Lucas 6:44).

¡La pequeña Teresa representó una gran revolución en el seno de la Iglesia, la cual ya presagiaba en ella la "civilización del amor"!

Muchos santos proclamaron este amor, inaudito y desbordante, de Dios por el hombre, pero Teresa nos aseguró que la grandeza de este amor radicaba en el don, y no en las exigencias. Este amor hace que Él nos pida tan poco, ¡solo una mirada, nos dijo Teresa!, y que nos dé...Todo.

Dios no nos pide algo imposible: Él nos pide lo único que importa, lo único que podemos dar libremente, aunque no tengamos fuerza ni libertad: nuestro amor.

💡 Concretamente, ¿Qué vas a recibir?

Cada día, recibirás: 

  • Una hermosa y sencilla meditación sobre un aspecto del "Caminito"
  • Una resolución, para que avances en este camino
  • Una cita de Santa Teresa


“A veces, cuando mi mente atraviesa una sequía tan grande, que me es imposible sacar un pensamiento para unirme al Señor, rezo muy lentamente un "Padre Nuestro" y luego el saludo angélico. Entonces, estas oraciones me deleitan y alimentan mi alma, mucho más que si las hubiera rezado apresuradamente cien veces…”

Terminaremos con el Gloria al Padre, y la oración a Santa Teresa.

¿Por qué otra novena?

Al tratarse de un camino de sencillez, sobriedad, admiración y tranquilidad, esta novena nos ayudará a que nuestra confianza y paz aumenten, y, a entender que la esperanza y el deseo de nuestro Padre Celestial es que su hijo pródigo regrese. ¡Él no espera que vayamos a su presencia con ropas lujosas, llenos de conocimiento o de honores! ¡Él no nos pide excusas! Dios sólo anhela un poco de nuestra presencia, de nuestra atención... 

En este recorrido, descubriremos que la vida más ordinaria puede esconder tesoros de amor y luz, que Dios quiere compartir con nosotros.


Esta novena, será también la ocasión de pedirle a Teresa que nos envíe rosas, esas gracias que ella dijo que arrojaría por montones a la tierra, cuando estuviera en el Cielo… De este modo, podremos exclamar con ella: 

“¡Qué grande es, pues, el poder de la oración! Es como una reina, que en todo momento tiene acceso libre al rey, y que puede obtener todo lo que pide.”

- Santa Teresa, en Obras completas de Santa Teresa de Lisieux.

¿Quiénes somos?

Desde 2015, año de la canonización de los padres de Santa Teresita del Niño Jesús (Santos Luis y Santa Zélie Martin), la casa de la familia Martin en Alençon ha sido establecida como un santuario.

La misión de este santuario es acoger a los peregrinos en los lugares donde Teresa vivió con sus padres (su casa natal, la basílica donde se casaron sus padres se casaron y donde la bautizaron, el pequeño palacio donde su padre la llevaba a jugar de niña...). 

Además de esto, nuestra misión también es mostrar, a través del testimonio tan rico y profundo de la familia Martin, el plan de Dios, no solo para las parejas y familias, sino también para los educadores y guías espirituales…

Oración de la novena

Oración a Santa Teresa del Niño Jesús

“Oh bienaventurada Santa Teresita del Niño Jesús, que has prometido hacer caer una lluvia de rosas desde el cielo, dirige a mí tus ojos misericordiosos y escúchame en mis múltiples necesidades. Grande es tu poder, porque Dios te ha hecho grande entre los santos del cielo. Te suplico, pues, oh mi amable protectora, me alcances de Dios las gracias que te pido, siempre que sea para mayor honra de Dios y salvación de mi alma. Te suplico de un modo especial que me hagas participar de las rosas que nos has prometido, apartando mi corazón de las vanidades y placeres caducos de esta vida, y enseñándome a amar a Jesús y a María con amor verdadero, para que así pueda un día gozar contigo de la eterna bienaventuranza. Amén.”